¡Buenas!
Voy a aprovechar esta entrega de favoritos para repasar con vosotros todo lo que ha ocurrido estos últimos meses. Os podéis imagina que, como enfermera, ha sido uno de los trimestres más complejos de mi vida. Pero también han habido muchas cosas buenas, así que vamos a darle un repaso a todo juntas.
(el motivo enfermeril de la portada es de @enfermeraenapuros, y es uno de mis favoritos ♥️)
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⭐️ Un desafio: Pandemia de Covid-19
Era imposible no mentar uno de los sucesos más importantes de la historia reciente, que además no necesita presentación.
El SARS-CoV-2 ha dejado fuera de juego a toda la sociedad, y ha puesto de manifiesto algo que muchos sabían pero escogían ignorar: la sanidad es esencial, y ningún país la ha cuidado como debía. Un sistema debilitado por años de recortes y con profesionales muy maltratados por el sistema por los contratos de días o semanas sin opción a vacaciones, nulo reconocimiento a las especializaciones y a los pluses, bolsas abusivas con baremaciones turbias, poca apreciación de la labor realizada…. Y así hasta llegar a la situación actual, que se agrava por el estrés físico, psicológico y emocional que han sufrido los profesionales durante la pandemia. De hecho, yo os hablo del sector sanitario porque es el que vivo y conozco de cerca, pero muchas otras profesiones y trabajos han mostrado su importancia en el mantenimiento de la sociedad tal y como la conocemos.
La pandemia nos hizo vivir algo que jamás imaginé: la cuarentena. Para mi no supuso ningún problema, ya que seguí con mi ritmo de vida habitual de trabajo, estudios y videojuegos; pero para otros muchos fue un auténtico desafío. De repente, empezamos a darle valor a muchas cosas, y a restarle importancia a otras. Era tiempo de emprender desafíos de mejora física y/o mental, limpiar la casa, hornear pan, dedicarle tiempo a aficiones que habían quedado relegadas y buscar nuevas formas de socializar de manera online. Tener terraza o balcón era sinónimo de éxito, mucha gente empezó a plantearse si la casa en la que vivían era la adecuada, y las empresas empezaron a ver que el teletrabajo es una opción viable e interesante.
Los aplausos de las 20h me hicieron tener, por unos días, esperanza. Esperanza de que se valorase más la sanidad, de que las agresiones físicas y verbales que padecíamos los sanitarios se erradicasen, de que la gente empezará a tomar conciencia de la situación y siguiese las medidas adecuadas para transicionar a la nueva normalidad de manera segura. Que equivocaba estaba: el primer día de desescalada llegué a casa llorando de la impotencia que me dio ver el flagrante incumplimiento de las normas básicas de seguridad (aglomeraciones y mascarilla puestas en todos lados menos cubriendo boca y nariz). Luego llegaron los conspiracionistas que niegan el COVID y la eficacia de las medidas de seguridad (pues nada, veniros a hacer algunos turnos al hospital, ¿pero sin EPI eh?), el repunte de agresiones hacia sanitarios derivados del colapso y precariedad del sistema, y sobre todo, los listos de turno que se piensan que el COVID está erradicado y que pueden hacer lo que les de la gana, sin pensar en los rebrotes.
(PD: se que la imagen que ilustra este apartado no es la más adecuada porque llevo la nariz fuera de la mascarilla, ya que estaba describiendo la herida y la mascarilla se me iba bajando mientras hablaba, pero al ir estéril no podía subírmela)
⭐️ Un hábito: higiene de manos, uso de mascarillas y distanciamiento social.
Esta es la triada mágica, la que va a ayudarnos a controlar esto hasta que tengamos un tratamiento y/o una vacuna. Para ello, es fundamental repasar algunos conceptos que os ayudarán a seguir estos nuevos hábitos de manera correcta.
El distanciamiento social es básico y prioritario. La propagación ocurre cuando una persona infectada tose, estornuda o habla, y las gotitas orales o nasales son expulsadas y quedan suspendidas en el aire o en superficies. Si otra persona inhala esas gotitas, o toca una superficie «sucia» y luego toca su nariz o boca, pues ya tendríamos el contagio servido. Por eso mismo la distancia social ayuda a minimizar las oportunidades de contagio. Ahora que estamos en plena «nueva normalidad» y a la gente se le ha olvidado un poco todo esto que os he descrito, quiero redirigidos a la imagen que encabeza este apartado, que da una información muy completa sobre el riesgo de determinadas actividades y los factores que influyen en este riesgo.
Pasamos a la higiene de manos. A continuación os dejo unas imágenes donde se muestra como realizarla correctamente tanto con agua y jabón como con solución hidroalcohólica. Ambas sustancias, especialmente el jabón, disuelven la membrana lipídica del virus, inactivándolo. De ahí la importancia de esta técnica y de su correcta ejecución.
Por último, la mascarilla.
En primer lugar, hablemos de los tipos, que podéis consultar en la imagen de la izquierda (click para ampliar). Lo primero es dejar muy claro que las mascarillas NO TIENEN FILTROS, SINO VÁLVULAS. Estas válvulas ayudan a los profesionales que las usan a aguantar mas tiempo con ella puestas y a que su uso sea más cómodo al permitir exhalar el aire sin barreras (por ejemplo, cuando se trabaja con medicamentos peligrosos, que quieres protegerte tú pero no tienes porque proteger al producto). Habéis leído bien: el aire sale SIN FILTRAR por la válvula, además con más presión por el tamaño de la misma. Esto significa que si llevas una mascarilla con válvula estas diseminando tu aire «sucio» por todos lados. Por ello, debes colocar una mascarilla quirúrgica por encima para que esta se encargue de filtrar el aire, y de esta manera protejas a los de tu alrededor. En un mundo ideal lo mejor sería que todos fuésemos con una FPP2 SIN VÁLVULA: me protejo yo y también protejo a los demás. El problema es que esto no es viable por la falta de material (mejor que usen las FPP2 en los hospitales, donde el riesgo de contagio es altísimo por los procedimientos que se realiza, el tiempo de exposición y la cercanía) y porque no todo el mundo aguanta con una FPP2. Por eso mismo, la mejor solución es la mascarilla quirúrgica, fácil de conseguir y usar, y que permite un entorno seguro en el que todos hemos filtrado el aire que exhalamos (por lo que podemos respirarlo sin miedo). Es una cuestión de solidaridad y civismo grupal.
Además del tipo, es básico saber como usarla. En la siguientes infografias os muestro los DOs y los DONT’s (haz click para ampliarla). Tras el rebrote de Lleida, la Generalitat de Catalunya ha decretado que su uso es obligatorio, pero además de obligatorio debería ser correcto: llevar una mascarilla mal (de bolsito, codera, muñequera, cubre papada, con la nariz fuera…) es como si no llevases nada. Su obligatoriedad no debería discutirse, ya que es una medida indispensable en una enfermedad que genera portadores asintomáticos.
La pantalla sustituye a las gafas de protección ocular (indispensables en nebulización de medicamentos o en técnicas como la intubación), no a la mascarilla, así que si llevas pantalla tienes que combinarla con la mascarilla. Y no me vale el triste argumento de «es que me cuesta respirar/me agobia usarla». Los sanitarios la llevamos 12h y 14h seguidas sin quejas, y en cualquier intervención quirúrgica es imprescindible para que no contaminemos el campo quirúrgico con nuestros hálitos. Y oye…. puede que con la mascarilla te resulte incomodo respirar, ¿pero sabes con que se respira mal?
Con una pneumonia bilateral o con un tubo en la boca. Con eso sí que se respira mal.
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⭐️ Un producto: Crema de manos con cañamo de The Body Shop
Siempre os he hablado de los problemas que tenemos las enfermeras con la piel de las manos por los continuos lavados de manos. Por desgracia, la población general ha terminado compartiendo problema de manera obligada, y de repente el cuidado de las manos ha cobrado una relevancia especial. Es muy importante puntualizar que, si bien el lavado de manos es una de las clave para contener el virus y evitar su propagación, mantener una correcta función barrera de la piel es casi igual de importante. Si tenemos heridas o una piel seca y tirante estamos más expuestos a los microorganismos del medio.
La crema que he estado usando durante estos meses ha sido la de cáñamo de The Body Shop. La conseguí en una promoción de la revista Glamour (ya sabéis que siempre os aviso de estos chollos por Instagram), siendo ya conocedora de que esta gama estaba orientada a proporcionar una hidratación intensa a las pieles más castigadas. Y cumple lo que promete, como ya os conté en su insta-review.
⭐️ Un restaurante: Yoüme Barcelona
Con la cuarentena muchos restaurantes cesaron su actividad, aunque muchos otros continuaron manteniendo el servicio mediante la modalidad de entrega a domicilio. De esta manera fue como descubrí el restaurante japonés Yoüme. Abrieron su primer restaurante en 2016, y desde entonces han crecido hasta tener 4 locales repartidos por Barcelona. Apuestan por mezclar con pasión calidad, frescura y creatividad; y de ahí se explica el gran repertorio de sushis que ofrecen. Uno de sus secretos es el arroz de sushi: cocido al vapor durante una hora, para luego marinarse en una salsa especial a base de mirin, vinagre y dos kilos de limones frescos.
Normalmente, cuando pedimos a un japonés, solemos pedir o todo sushi o una mezcla de entrantes y platillos japoneses. Este era de las segundos, ya que aunque tienen una amplísimo surtido de piezas de sushi, la categoría de «platos calientes» nos llamó la atención de inmediato. Y así fue como conocí mi plato favorito: el donburi katsudon.
Sobre un cuenco de arroz reposa una pieza de pollo empanado regada son salsa tonkatsu y mayonesa japonesa, finalizada con semillas de sésamo. El arroz tiene un sabor increíble por la técnica que emplean para cocinarlo, y complementa perfectamente la dulzura de las salsas y el crujiente rebozado del pollo.
⭐️ Un capricho: Silla gaming Corsair T3 Rush
Una de mis pasiones son los videojuegos, lo que implica que me paso muchas horas sentada delante del ordenador. Obviamente, eso implica estar sentada durante muchas horas, haciendo pausas solo para atender las necesidades básicas. Tras años de usar una silla cutre de oficina, y con un dolor de espalda de reciente aparición, era hora de cambiar e invertir en una silla gaming de calidad.
Tras consultar varios blogs y reseñas, tenía dos cosas muy claras: quería que el material fuese tela (más transpirable y duradera) y el respaldo tenía que inclinarse 180. La opción que cumplía ambos requisitos y que además añadía un diseño limpio y muy atractivo era la Corsair T3 Rush. En cuanto hubo disponibilidad de stock en Amazon la compré, y a los dos días ya la tenía en casa lista para montar (el montaje es muy sencillo e intuitivo).
Respecto a la silla, qué decir. Tenía un poco de miedo de no adaptarme a la forma y a los cojines que trae, pero desde el primer momento mi cuerpo encontró su lugar. No me siento nada encajonada en ella, sino todo lo contrario, y tanto el cojín cervical como el lumbar se me adaptan perfectamente. El poder ajustar el respaldo hace que ver streamings o vídeos y jugar con consolas sea un auténtico placer. Estoy contentísima con mi compra, y qué lástima que no lo hice antes.
⭐️ Un acontecimiento: Acabar el Máster en Cuidados de Enfermería al Enfermo Crítico (UB)
Como bien sabéis, en septiembre del año pasado empecé el Máster en Cuidados de Enfermería al Enfermo Crítico de la Universidad de Barcelona. Al ser semipresencial podía compaginarlo con mi trabajo sin problemas, a expensas de sacrificar tiempo para el blog. Como imaginaréis, la llegada del COVID-19 precisó de convocar a todos los profesionales especializados en cuidados críticos. Gracias a la proximidad del final de mi máster y la práctica acumulada en servicios críticos, se podría decir que era candidata a «salir» de mi unidad e ir a donde me mandasen. Al final acabamos montando un servicio de reanimación «limpio» en una de nuestras URPAs, para poder acoger a los postoperados críticos que no tenían COVID-19 y que habían necesitado una intervención quirúrgica inaplazable. En esta nueva «REA limpia», mi rol consistía en servir de soporte a mis compañeros quirúrgicos, además de mis funciones habituales como enfermera de críticos. La verdad es que fue una buena oportunidad para conocernos mejor, y sobre todo para refrescar y compartir conocimientos. Entre todos logramos sacar el trabajo, y tengo un recuerdo muy bonito del último día, en el que ya desmontabamos la unidad y pudimos darle una limpieza a fondo como nunca se había visto.
Con el cierre de la REA limpia, aún me quedaba por hacer el examen del segundo trimestre, la defensa del Trabajo Final de Máster y los seminarios de la segunda semana presencial. Por suerte, los profesores del máster idearon actividades y recursos online para poder llevar todo a cabo. Así que tras haber presentado y aprobado todo, puedo decir orgullosa que oficialmente soy enfermera de críticos.
⭐️ Un deseo: una sanidad mejor
El 12 de mayo fue el día mundial de la enfermería, que además era muy especial por ser el 2020 el año de la enfermería. Como os explicaba en la publicación de Instagram que he enlazado al principio, y también en las primeras líneas de esta entrada, hemos necesitado de una pandemia para empezar a atraer atención a la sanidad y que la vean como la es: un pilar de primera necesidad.
Durante la pandemia tuvimos miles de motivos por los que podíamos habernos puesto en huelga: falta de EPIs adecuados, falta de tests a los sanitarios, los protocolos de atención se iban cambiando el función del material del que se disponía, se tenía que confiar en la generosidad ciudadana (mascarillas, guantes, pantallas) para protegernos, uso de personal no especializado para atender a enfermos críticos… Pero no lo hicimos, porque entendíamos que no era el momento para ello, y que más tarde contaríamos con el apoyo de los ciudadanos para movilizarnos en las calles pidiendo nuestros derechos (o eso es lo que parecía indicar los aplausos de las 20h y todos los mensajes que se lanzaban en redes sociales).
Con la situación más controlada, es hora de salir y reivindicar unas mejoras y unos derechos que llevamos años pidiendo. Dejando de un lado la gestión de la pandemia (que eso da para libro), os hablo de cosas tan esenciales como:
- Que los recortes en sanidad matan. Años de plantillas infradotadas, material de dudosa calidad y recortes en todos los ámbitos nos han dejado con un sistema de salud débil y demacrado. Ante la pandemia, los gobiernos han comprado respiradores y han habilitado nuevos espacios para UCIs. Si bien eso es necesario, lo esencial es el personal que va a manejar esos dispositivos y que va a poblar esas unidades, y que se preste atención al resto de ámbitos sanitarios. Especialmente a la atención primaria, que ha demostrado sobradamente ser una piedra angular en el control y manejo de los casos positivos, y en la atención a la población general mediante llamadas.
- Contratos dignos en duración (mi contrato más largo ha sido de 4 meses, lo normal es que me contraten de mes a mes finiquitándome las vacaciones para que siga trabajando todo el año) y calidad (que no te llamen de un día para otro para ir a trabajar un día o un fin de semana, y encima a kilómetros de tu ciudad o y/o sin saber el servicio al que vas)
- Apostar por la especialización (que se reconozcan especialidades como críticos o paliativos), y que se priorice
frente a la enfermera generalista que cada día está en un servicio. ¿Os imagináis a una cardióloga rotando cada día y trabajando en la misma semana en digestivo, urología, pediatría u oncología? Pues en enfermería esta normalizado, y así nace la figura de la enfermera «vespa»: ves pa’ UCI, ves pa’ urgencias, ves pa’ planta, ves pa’ hospital de día, ves pa’ endoscopias, ves pa’ coronarias… - Ratios enfermera:paciente decentes, y no la broma que tenemos en España. En 2019, Europa contaba con una media de 8,4 enfermeras por cada 1000 habitantes, tasa que en España es de tan solo 5,2 enfermeras/1000 habitantes. Cuando este ratio es bajo, la mortalidad y morbilidad aumenta, y por ende empeora la calidad de vida de los pacientes y aumenta el gasto sanitario.
- Ayudas para conciliar la vida personal con la vida laboral. Los sanitarios sabemos que tendremos que sacrificar muchos eventos, celebraciones y festivos por estar trabajando en el hospital, pero eso no significa que no se pueda mejorar la situación con mejores políticas de conciliación. Hablo de reducciones, bajas por maternidad/paternidad, escuchar las preferencias de los trabajadores…
- Que se cubran las bajas y las vacaciones, para que los trabajadores puedan disfrutar de sus descansos o recuperarse de lesiones y enfermedades sin sufrir por si «el servicio queda descubierto».
- Objetivos para los suplentes, que la carrera profesional funcione como debe funcionar y se aplique al personal temporal. Que se ponga fin a los interinajes y suplentes de más de 10 años.
- Oposiciones acordes a las necesidades del sistema, y con mayor frecuencia para cubrir los puestos vacantes
- Jubilación voluntaria a los 60 sin pérdida retributiva, como ya ocurre en otros sectores. Trabajar bajo presión, con riegos biológicos y psicosociales (contagios, agresiones) en turnos de noche o doblando turnos con edades avanzadas puede tener riesgos biológicos, psicológicos y físicos.
- Bolsa transparente, legal y actualizada. Que no cambie cada año, y que se valoren competencias importantes para la profesión como los idiomas o la actualización de conocimientos con sentido (no empezar a hacer cursos que no te interesan porque dan puntos para la bolsa). Con la bolsa actual, básicamente te estás pagando tu puesto de trabajo a base de cursos, másters, postgrados y seminarios.
- Reconocimiento profesional. No somos héroes, somos profesionales sanitarios. El trabajo que nos has visto hacer ahora es el que hacemos 365 días al año durante 24h. Tenemos derecho a tener miedo, dudas y cansancio. Hoy nos enfrentamos al COVID-19, pero en otras ocasiones puedes vernos trabajar contra el VIH, la tuberculosis, la gripe A, el ébola, el zika, el sarampión… Todos los días nos exponemos a fluidos y objetos cortopunzantes, así como a agresiones físicas y verbales. No somos héroes, somos profesionales sanitarios, y queremos que se nos reconozca como tales.
- Y sobre todo, pedimos responsabilidad social. Que la gente cumpla con el distanciamiento social, el lavado de manos y el uso de mascarillas. Si no ponemos todos de nuestra parte, volveremos a la situación que vivimos en marzo-abril, pero esta vez con unos sanitarios agotados a todos los niveles, enfermos (durante esta pandemia se han infectado más de 50.000 profesionales por los EPIs deficientes o las macarillas fake), que han abandonado la profesión o peor aún, que han muerto.
Y hasta aquí el repaso de estos meses. Si habéis llegado hasta aquí y os habéis leído todo: gracias por leerme, y siento la chapa y el tono algo «agresivo». Este tema es muy delicado para mi, y al final del día es una cuestión de salud pública. Creo que nadie quiere volver a los días de cuarentena, y mucho menos enfermar o ver sus seres queridos ingresados o muertos. Por eso mismo, mil gracias a las personas que seguís cumpliendo con el distanciamiento social, el lavado de manos y el uso correcto de la mascarilla: sin vosotros no seria posible la llamada «nueva normalidad».


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