A diferencia de otras profesiones, enfermería afecta a ciertos aspectos que podríamos considerar «beauty». La piel (sobretodo de las manos) se ve agredida por cosas como la continua limpieza, así como las uñas. El ritmo diario de la profesión y el ambiente hospitalario también afecta a nuestro cuerpo, y el estrés y la falta de sueño se hacen palpables en forma de ojeras. Pero con algunas consideraciones y cuidados, todos estos factores no tienen porque afectar a nuestra belleza y bienestar.
- Antes del contacto con el paciente
- Si se va a realizar una técnica estéril
- Después del riesgo de exposición a fluidos corporales
- Después del contacto con el paciente
- Después del contacto con el entorno del paciente
Además, nos exponemos a numerosos fluidos y líquidos que pueden dañar la piel. El uniforme suele ser de manga corta, y no es la primera vez que preparando medicación (sobretodo abriendo ampollas) me han saltado gotas de analgésicos, antibióticos y otros medicamentos a mi piel desnuda, con la consiguiente absorción que conlleva.
- Para mantener la piel del cuerpo hidratada, y cuando las zonas más secas (sobretodo codos) necesitan un plus de hidratación, uso la manteca corporal «Manzana glaseada» de The Body Shop.
- Para las manos uso dos productos: la crema de manos «flor de cerezo» de Deliplus mientras estoy en el hospital (su reducido tamaño es de lo más práctico), y actualmente uso la crema de manos con aceite de argán de Madre Labs. Además, cuando uso el exfoliante corporal le dedico unos segundos a las manos para que también se beneficien de él.
Uñas
Sobre las uñas: bien cortadas, limpias y sin pintar. Así de simple.
Las uñas tienen que ser cortas y estar limadas con esmero para evitar hacerle daño al paciente o engancharnos con algo. La escasa longitud de la uña junto a la prohibición del esmaltado forman el combo perfecto para desanimar a cualquier amante del nail-art. Pero es por motivos de seguridad, así que no queda más remedio que cumplirlo y dejar los pintauñas para los fines de semana o las vacaciones.
Al igual que las manos, las uñas también sufren los constantes lavados de manos. Un buen aceite reparador las protege y las mantiene fuertes para que no se astillen. Podemos usar un aceite especial para cutículas o cualquier otro aceite con propiedades regeneradoras y emolientes, como el de rosa mosqueta o el de jojoba.
Puede parecer una tontería, pero muchas enfermeras (y enfermeros) se quejan de esto.
El uniforme de enfermera es comúnmente llamado «pijama». Esta compuesto de dos partes (chaqueta y pantalón), y puede ser de varios colores en función del servicio en el que estés. Normalmente te lo proporciona el centro, y suelen llevar el logo del hospital. Es, en mi opinión, la quintaesencia de los uniformes: cómodo (MUY cómodo), te permite moverte con libertad, tiene gran cantidad de bolsillos y en mi caso, al ser blanco, facilita mucho la limpieza del mismo.
Las enfermeras nos pasamos la vida de pie o corriendo. Estar de pie tanto tiempo es un factor que predispone a padecer de insuficiencia venosa, lo que se traduce en piernas cansadas e hinchadas, arañas vasculares, varices…
Para relajar las piernas y evitar la temida insuficiencia venosa, recomiendo el uso de medias compresivas cuando se está trabajando. Al llegar a casa, las retiramos y ponemos las piernas en alto. Si a todo esto le sumamos un masaje con productos indicados para piernas cansadas, podremos sobrellevar esta desagradable sensación.
Ojeras
Los constantes cambios de turno y el estrés afectan al patrón del sueño, y si a eso le sumas que además del trabajo tienes que estudiar y atender otras obligaciones, nos encontramos con que no tenemos tiempo para dormir (o cuando se tiene, no se duerme bien).
Para cuidar mis ojeras uso dos contornos de ojos: el azulene de Earth Science y el de leche de cabra de Ziaja. Si quiero camuflarlas, utilizo el borrador óptico de Maybelline.


Gracias por leerme ~

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