¡Buenas!
Han sido meses de intenso calor que solo eran más soportables porque trabajaba en bloque quirúrgico, donde tenemos un microclima para criar pingüinos. Pero por fortuna para mí, ya han acabado, y ahora solo queda disfrutar del frio. Quiero hablaros de mis favoritos de este trimestre, con recomendación gastronómica y seriefila, un producto que me ha enamorado tras haberlo descartado, mi nueva meta para este curso lectivo y mi primer viaje. ¿Empezamos?
Un producto: crema facial Snow White
¿Alguna vez os ha pasado que un producto no os convencía al principio, pero al darle una segunda oportunidad os enamora? Pues eso es lo que me ha pasado con esta hidratante facial.
La compré hace tiempo atraída por sus propiedades aclarantes. La propia marca la dota de múltiples uso, incluso el de prebase para obtener un lienzo regular y níveo con el que trabajar. Y así fue como empecé a usarla. Pero por aquel entonces mi piel estaba fatal, con muchas descompensaciones y sin la estabilidad que presenta ahora, y la crema no terminaba de funcionarme bien. Sentía que era demasiado untuosa, que no se integraba bien con el maquillaje, y encima olía a crema de abuela. Todo mal vamos.
A principios de agosto necesitaba una crema de la que no quisiera hacer una reseña exhaustiva (contar usos, hacer las pruebas horarias con el corneometro, etc.). Esta vez, las cosas habían cambiado. Si bien es cierto que es una crema muy rica y con cuerpo, si la dosifico y extiendo bien ese aspecto no es ningún problema. Logra dejarme la cara protegida y nutrida, y la aclara visiblemente desde el primer instante. Ahora disfruto de su aplicación, y desde luego voy a continuar usándola como crema de tratamiento hasta que se acabe (y no como prebase, que es lo que había hecho en el pasado). El olor, aunque tolerable, sigue sin gustarme, pero viendo sus efectos no me importa ignorarlo. Me estoy incluso planteando comprarla de nuevo para reseñarla en profundidad.
Un capricho: Xiaomi Mi Band 4
Yo era firme defensora de la Xiaomi Mi Band 1. Concretamente, de la primerísima versión, la que tenía los LEDs de colores. Como sabéis, en la URPA usamos uniformes de papel, y tras una emocionante cirugía en la que me había echado la pulsera al bolsillo, se me olvido este detalle y lancé el uniforme entero a triturar. Adiós pulsera.
Después de tantos años en el mercado, esta versión que tanto me gustaba no estaba a la venta. De hecho, me fui imposible conseguir siquiera la 1 en cualquiera de sus versiones, lo máximo que conseguí fue la 1S. Y la verdad, a mí el tema del sensor cardíaco me daba bastante igual. En general, estaba algo decepcionado por no poder continuar con el modelo que quería.
Cuando salió la Xiaomi Mi Band 4, mi novio y yo fuimos a un centro comercial con tienda de Xiaomi para comprarla. Pudo pillarla de casualidad (quedaban pocas y ni siquiera estaban a la vista), porque a los días ya estaba agotada en toda España. Ni siquiera Amazon era una opción viable por falta de stock. Un best-seller en toda regla.
La cuestión es que a medida que veía a Shin usar su pulsera, más crecía mi interés por ella. Tenía funcionas MUY interesantes, como poder activar el registro de actividad física, encontrar el móvil a distancia, controlar el reproductor de música (el complemento perfecto para los auriculares inalámbricos de Xiaomi que os enseñé en la anterior entrega de favoritos). Todo sin dejar atrás las cosas con las que ya me había enamorado, como el aviso de notificaciones, llamadas, alarmas, podómetro y seguimiento del sueño. La pantalla a todo color era un puntazo, y últimamente en la URPA necesitaba mirar el reloj constantemente, así que llevar encima uno al que le pudiera echar un ojo cómodamente era bastante práctico.
Gracias a una oferta en Aliexpress, me hice con un combo de pulsera + auriculares que estaba genial de precio. Como ahora no hay problemas de stock, os dejo también el enlace de Amazon (varias opciones para que podáis monitorizar los precios: link 1, link 2, link 3). Estoy contentísima con ella, y ha sido un gran acierto actualizarla y pasar a la última versión.
Un viaje: Roma
A finales de septiembre pude juntar algunos días para realizar mi primer viaje fuera de España. El destino elegido, tras sopesar varias opciones, fue Roma. Fue la recompensa tras doblar turnos durante varios días, y sufrir el percance de perder documentación y llaves.
Al ser mi primer viaje, y por mi manera de ser, saqué tiempo de donde pude para elaborar un documento con toda la información relevante (transporte público, rutas, monumentos que ver, itinerarios para cada día, documentación, restaurantes…). La verdad es que nos fue muy útil, y me ayudó a ir construyendo «hype» de cara al viaje. El avión despegaba a primerísima hora de la mañana, y yo salía a última hora de la noche del hospital. Combinación fatal. El primer día pillé la cama del hotel para echarme una siesta como si llevara días sin dormir (qué, técnicamente, era lo que pasaba). Pero a partir de ahí, comenzamos de verdad.
Dedicamos el segundo día a visitar monumentos y plazas. Sin duda alguna, el Monumento a Víctor Manuel II fue de mis favoritos, con su innecesaria pomposidad (que se comió un trozo de colina capitolina), su ciclopeo tamaño y el impoluto color de su mármol. A pesar de ello, quedé fascinada por cada uno de sus detalles. Así mismo, me gustó mucho la Plaza Navona y sus alrededores. Este día fue en el que me di cuenta de que Roma tenía arte para dar y regalar, que era facilismo encontrar belleza en cualquier rincón de la ciudad, y que había numerosas fuentes que la dotaban de aún más encanto. Como bonus, pudimos ir al templo de Esculapio, visita que me hizo especial ilusión. Concluimos con el precioso paisaje que se puede ver desde lo más alto del castillo Sant’ Angelo, y que ilustra este apartado.
El tercer día lo dedicamos a la Roma Antigua. Esto incluía Foro Romano, Palatino y Coliseo. Gracias al estado de conservación de los monumentos y a la información que se nos daba, fue sencillisimo perderse en el pasado y soñar despiertos con todo lo que ocurrió hace siglos en este preciso lugar. Acabamos la tarde en los Museos Capitolinos viendo obras de arte que hasta entonces solo había visto en libros.
El cuarto día lo pasamos en el Vaticano. Solo quién ha entrado en la basílica de San Pedro puede entender la abismal sensación de grandeza que despierta la magnificiencia y riqueza de su interior. No solo desde un punto de vista artístico, sino como obra de arte arquitectónica y lugar con una increíble carga histórica. Si la basílica te deja sin aliento, las reliquias que vimos en los museos vaticanos no se quedaban atrás, incluyendo los frescos de la Capilla Sixtina. Pasamos la noche en el Trastevere, donde encontramos un ambiente mucho más juvenil y menos turístico.
Ya el quinto día visitamos el museo de Roma, que nos permitió entender la historia de algunos lugares emblemáticos de la urbe. Comimos cerca de la isla tiberina para poder visitarla luego, pues era el lugar donde se edificó el templo de Esculapio original, y del que ahora solo quedan algunas ruinas. A medianoche, nuestro avión aterrizaba en Barcelona, y dábamos por concluida esta pequeña travesía.
Un restaurante: «El Ruedo»
Un amigo peruano nos llevó a este restaurante, y desde entonces vamos casi cada mes. El local es bastante pequeño y no muy acogedor, pero lo verdaderamente importante es la comida.
El pollo está para chuparse los dedos, literalmente. Jugoso, especiado, bien hecho y tierno, una auténtica delicia. Las patatas fritas las hacen a mano y se nota, y ofrecen tres salsas (no picante, un poquito picante y picante) exquisitas con las que repetimos una y otra vez. El menú que solemos pedir incluye el pollo entero, las patatas y una gran ensalada con la salsa no picante, que hace que esté deliciosa. Este menú cuesta unos 35€, y aunque pueda parecer algo caro a primera vista, queda amortizado por el sabor de la comida. Además del pollo asado, ofrecen carnes a la brasa y especialidades peruanas. También ofrecen una bebida muy especial que casi se podría decir que es exclusiva del local: la Inca Cola. Es una especie de Coca Cola peruana con sabor a chicle y totalmente dorada. Como su hermana, es demasiado rica en azúcares y extremadamente dulce, pero eso no quita que sea interesante probarla una vez para conocerla y experimentarla.
El otro punto a comentar son los postres, todos caseros y sujetos a disponibilidad. Yo he probado la tarta casera de chocolate y está riquísima, pero sin duda mi postre favorito es la tarta tres leches. Si os dicen que hay, pedidla. Aunque no os quede hueco en el estómago, pedidla, porque es una auténtica obra de arte culinaria.
En definitiva: si queréis ir a un sitio donde casi todo el mundo encontrará algo que comer, que esté rico y que sea casero, os recomiendo este restaurante.
Una prenda: kimono HM
Ya vaticinaba que iba a pecar, y al final lo hice.
No pude resistirme a este suntuoso kimono de la colección veraniega de H&M. El estampado me cautivó desde el primer momento, y eso que solo vi el frontal. Cuando vi la espalda, supe que tenía que ser mío sí o sí. Cuando me probé las dos tallas para ver cual era la mía, quedé gratamente sorprendida por la calidad de la tela: ligera pero contundente. La impresión es perfecta, y tiene un peso que te hace sentirla puesta, pero en el buen sentido. Al ser blanca y azul, sé que le voy a sacar mucho partido, especialmente en verano.
La estrené hace poco, y cuando se levanta brisa parece que llevas una capa. Me encanta ❤️
Un proyecto: máster en «Cuidados Enfermeros al Paciente Crítico»
A mediado de septiembre empecé mi primer máster, concretamente el Máster en Cuidados de Enfermería al Enfermo Crítico. A diferencia de medicina, no todas las especialidades de Enfermería están reconocidas por ley. Si quieres especializarte en enfermería del trabajo, salud mental, geriatría, matrona, pediátrica o de comunitaria (y en un futuro, medico-quirúrgica), solo tienes que prepararte el EIR (Enfermero Interno Residente), aprobarlo y conseguir una plaza. Si lo logras pasas a ser Enfermera Residente en tu especialidad y podrás formarte en un hospital mientras ganas un empleo y tienes unos tutores que te guían en tu camino. Todo genial y fantástico.
El problema viene cuando quieres especializarte en alguno de los campos que no están reconocidos. Ahí solo te queda tirar de masters, postgrados y formación específica que te otorguen un perfil que los empleadores puedan reconocer. Por ejemplo, paliativos, críticos, quirófano, anestesia, urgencias, extrahospitalarias…. Todas esas especialidades existen, pero no tienen un reconocimiento legal como tal, por lo que la única manera de acceder a ellas es como os he mencionado. Y ahí radica la importancia que tiene este máster para mi, pues es la primera piedra en mi formación para especializarme y orientarme hacía un campo que me apasiona.
En mi caso, me decanté por este curso en concreto motivada por las buenas experiencias que han tenido los compañeros que ya lo han hecho, y por el temario que siguen tanto a nivel teórico como práctico. Tengo muchísimas ganas de empezar a aprender, y creo que esto, unido a las experiencias que vivo en unidades de críticos, va a redondear mi vida laboral.
Una serie: Lucifer
Ahora mismo no recuerdo que blog fue, pero recuerdo que descubrí esta seria gracias a la recomendación de una de las blogueras que sigo.
La historia de Lucifer es bien conocida: un ángel falla en su rebelión contra Dios, y como castigo queda expulsado y/o relegado al infierno. Pero en esta ocasión, decide abandonar su aburrida vida en el Inframundo para irse a vivir a Los Angeles, donde conocerá a una inspectora del departamento de policía. De esta manera, estamos ante una serie policial procesal con toques de fantasía derivados de la naturaleza divina de algunos de sus protagonistas. Combina comedia y drama, por lo que estás enganchada desde el primer minuto siguiendo los casos y la línea argumental principal.
Empecé a verla con capítulos sueltos que veía de donde podía. Luego, cancelaron la serie y nos quedamos colgados, pero gracias a Netflix se continuó con el rodaje. En estos momentos estamos esperando la quinta temporada, y he podido verme toda la serie en HD y descargada en mi móvil con total comodidad.


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2 comments
A por todas con el master, guapa, estoy segura de que irá bien.
Me has dado hambre con el pollo de El Ruedo, jajaja. Y si, más de una vez me ha pasado con cosméticos lo de sentir que de entrada no me convence mucho y según lo uso me enamora.
¡Un besote!
¡Gracias por el apoyo Diana! La verdad es que lo poco que llevo estudiado me está gustando, y sobre todo me parece útil =)
El pollo esta delicioso, si alguna vez pasas por Barcelona tienes que probarlo.
Gracias por tu comentario ~